Yaneth Ballestas Romero
Cuando sé es mamá de cuatro hijos, el día a día es una maratón que hay que correr para llegar a una meta, una meta que vuelve a empezar con la salida del sol en un nuevo amanecer. Con la coyuntura que vivimos y las clases virtuales también he aprendido a ejercer el papel de maestra y reconozco la enorme labor que hacen estas personas por educar y formar a los niños y jóvenes. La situación actual generada por la pandemia y tener cuatro motivaciones en mi casa me han hecho pensar cada vez más en el futuro.
Por eso decidí tomar acción y empezar a hacer parte de los equipos que se están poniendo la camiseta para garantizar el bienestar de la comunidad en medio de la coyuntura que estamos atravesando. Es así como sentí la responsabilidad por promover y hacer cumplir las estrategias de autocuidado en mi entorno y generar conciencia en la comunidad sobre el COVID-19 y, actualmente, hago parte del Grupo de Gestores Heroicos de Villa Gloria.
La Fundación Serena del Mar ha sido un actor muy importante para que nosotros como comunidad salgamos adelante en medio de la pandemia. Su apoyo fue, y sigue siendo, vital en cada uno de los momentos que hemos atravesado este año. Al principio, con la entrega de mercados, elementos de aseo y bioseguridad y, actualmente, con una serie de capacitaciones constantes sobre los protocolos de autocuidado para evitar el aumento en el número de contagios en este momento que estamos retomando nuestras actividades. Ver el trabajo incansable de los miembros de la fundación me ha hecho querer trabajar cada vez más por mi entorno y por crear beneficio en la comunidad de la que hago parte.
Este es solo el inicio de un largo camino por recorrer. No sabemos a ciencia cierta cuánto tiempo vamos a continuar bajo esta nueva normalidad que nos impide abrazarnos, reunirnos con los que más queremos y disfrutar muchos espacios como estábamos acostumbrados. Sin embargo, sigo comprometida con sacar a mis hijos adelante. Sé que puedo aprovechar las herramientas que he recogido de la mano de la Fundación y así como yo aprendí ya siendo una adulta que solo trabajando por los demás saldremos adelante, sembraré en ellos la semilla de la labor social, la solidaridad, el amor y el respeto porque estoy convencida de que ahí está la clave para sobrepasar todas las adversidades.
Está en nosotros afrontar los retos que nos pone la vida. El 2020 es y fue tal vez uno de los años más difíciles que hemos atravesado a nivel mundial y, sin lugar a dudas, en la comunidad. Me reconozco como una pequeña parte del mundo pero sé que mis acciones individuales se pueden sumar a cientos de miles de buenas intenciones y generar un cambio real en mi comunidad. Por eso, hoy más que nunca soy consciente de la responsabilidad que tengo como parte de la sociedad, una responsabilidad que, en vez de evadir, asumo con total disposición porque cada día me convenzo más de que estoy hecha para grandes cosas.