Con tan solo 24 años Michel está estudiando su segunda carrera, al tiempo que trabaja en uno de los proyectos residenciales más importantes de la ciudad de Cartagena. Su historia es sinónimo de esfuerzo, compromiso y ganas de salir adelante.

Michel nació en una familia numerosa, es el segundo de seis hermanos e hijo de Eduardo Martínez y Rita Cortés. De pequeño soñó con ser médico o ingeniero, aunque los limitados recursos económicos entorpecieron ese camino. Pero tenía algo claro, no se quedaría cruzado de brazos esperando lo que la vida le quisiera traer. Por eso salió a buscar su futuro, conoció los programas de formación de la Fundación Carlos y Sonia Haime -cuyo legado se encuentra hoy en manos de la Fundación Serena del Mar- y comenzó a estudiar Tecnología en Seguridad y Salud en el Trabajo.

Pronto descubrió que tiene un don para el servicio y que le gusta ayudar a los demás, lo cual es fundamental en su carrera; muy relacionada con la prevención de accidentes laborales. En la actualidad, el joven de Manzanillo trabaja como Auxiliar de Seguridad Industrial y Salud Ocupacional  en el proyecto residencial Morros Eco, que se está construyendo dentro del desarrollo urbanístico Serena del Mar.

Desde su experiencia y profesionalismo, Michel está contribuyendo a la edificación de Serena del Mar, su prioridad son los individuos y vela a diario porque trabajen bajo correctas normas de seguridad social e industrial. Sus ganas de prosperar en la vida siguen creciendo, por eso ahora estudia último semestre de Administración de Empresas en la Fundación Tecnológica Antonio de Arévalo, con el apoyo de la Fundación Serena del Mar. Él habla de especializaciones, de nuevos proyectos y no descarta abrirse camino como emprendedor.

Aun siendo muy joven hay mucha sabiduría en sus palabras. Michel reconoce el aporte de la educación a la calidad de vida y pone a su propia familia como ejemplo, “Desde un punto de vista objetivo el hecho de que los miembros de mi familia estén vinculados a la FSDM mejora nuestras condiciones de vida, porque la labor de la organización es apoyar el desarrollo de nuestras capacidades y conocimientos, y eso nos motiva a salir adelante. Gracias a sus habilidades, mis hermanas hoy en día son becadas de la Fundación, mi mamá ha estado vinculada a las formaciones complementarias, mis sobrinos asisten al Centro de Desarrollo Infantil y yo, ya les conté mi historia. Cada esfuerzo vale la pena, cada momento es perfecto, y éste, está siendo el mío”.